jueves, 9 de diciembre de 2010

CANNES Y SAINT-TROPEZ



Desde niña siempre me ha encantado viajar. Tuve la suerte de estudiar en un colegio francés, por lo que visitaba periódicamente diferentes regiones de Francia. Sin embargo era demasiado pequeña para recordar y apreciar los lugares que visitaba. Siempre he querido volver a viajar allí, ahora que puedo disfrutarlo plenamente, así que he decidido visitar la zona más espectacular de Francia: la Provenza.

Mi intención es recorrer los departamentos de esta maravillosa zona del sudeste de Francia, disfrutando de todas y cada una de las vertientes que nos ofrece la zona: pueblos con encanto, ciudades históricas, playas paradisíacas, gastronomía de fama internacional, establecimientos lujosos, arte y cultura, etc.
Me dirijo en primer lugar a una de las zonas de más renombre internacional tanto en Francia como en Europa y el mundo: la Costa Azul. La Costa Azul, también llamada Riviera Francesa, concentra las ciudades más exclusivas situadas en una parte privilegiada del litoral mediterráneo: Cannes y Saint-Tropez.

Saint-Tropez es una localidad pescadora que se convirtió en un destino vacacional de los artistas de la Nouvelle Vague para convertirse hoy en día en la localidad por excelencia de la Jet Set europea y mundial. Allí todo cabe: arte, cultura, moda y ocio en un mismo día. En Saint-Tropez puedes levantarte, visitar la ciudadela declarada monumento histórico, darte un baño en la playa de Pampelonne y allí comer en el famoso Restaurant Club55 entre celebrities. Por la tarde puedes visitar el Musée de l’Annonciade (que alberga cuadros de pintores vanguardistas de la talla de Matisse o Braque, creados durante sus estancias en la ciudad) o hacer shopping por la Rue Sibille, en la que encontrarás tiendas de primeras marcas como Lanvin, Chanel o Louis Vuitton. La historia ha marcado el ritmo de Saint-Tropez sin destruir su encanto: es una combinación perfecta de exclusividad, autenticidad provenzal, arte y cultura.


Mi siguiente parada en la Costa Azul es Cannes, la ciudad del cine europeo por excelencia. Pero Cannes es mucho más que eso, y me aventuro a descubrir lo que la ciudad tiene que ofrecer. El primer paseo de mi estancia es, sin duda, a lo largo de la bahía, en el Promenade de la Croisette. Además de poder apreciar las escaleras del mítico Palais des festivals et des congrès por las que han pasado los mejores actores internacionales, nos encontramos con grandes hoteles como el Majestic, el Grand Hôtel, el Carlton, o el Palais Stéphanie entre otros. Aprovecho para visitar las boutiques del boulevard: Armani, Chanel, Dior, Prada…un sueño hecho realidad. Después de un paseo, es momento de relajarse y tomar un aperitivo, en el que no pueden faltar las riquísimas olives niçoises. Aunque visitemos la ciudad lejos de las fechas en que se celebra el festival, podemos ir a una de las salas de cine (como por ejemplo el Olympia, de nueves salas) categorizadas como Art et Essai, nombre que reciben las salas de cine destinadas a la promoción del cine independiente y subvencionadas por el estado. Mientras preparo mi próxima visita a las cercanas Islas de Lérins decidido que volveré sin duda, pero esta vez a vivir en primera persona el Festival de Cannes.

1 comentario:

  1. Muy buen encuadre sobre estos dos sitios. Han sido inspiración para tantos otros lugares que existe por ejemplo un hotel estilo Saint Tropez en Punta del Este, Uruguay y en otros sitios, ya que tienen clase, tranquilidad y oportunidad de divertirse.

    ResponderEliminar